El pabellón temporal ¡Qué faena(r)!, de los arquitectos Óscar Cruz García y Pablo Paradinas Sastre, está inspirado en la tradición pesquera local de las bateas. El proyecto ganador de TAC! Festival de Arquitectura Urbana para Vigo se enmarca en la reflexión propuesta para esta tercera edición: la regeneración de los centros urbanos desde lo local, la pequeña escala y la sostenibilidad. El proyecto demuestra la capacidad de la arquitectura para conectar territorios, personas y prácticas, siendo el mejor ejemplo para reivindicar los oficios y la tradición local de una forma contemporánea.

 

El Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana (MIVAU) en colaboración con la Fundación Arquia, el Concello de Vigo y con el apoyo del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia han presentado  la tercera edición de TAC! Festival de Arquitectura Urbana. El festival, que conecta talento joven, experimentación y espacio público, arranca con la inauguración del pabellón temporal ¡Qué faena(r)!, de los arquitectos Óscar Cruz García y Pablo Paradinas Sastre, y podrá disfrutarse hasta el 14 de julio en la Porta do Sol deVigo, la primera de las dos sedes de la cita.

Con la reflexión en torno a la regeneración de los centros urbanos como hilo conductor de la nueva edición de TAC!, ¡Qué faena(r)! implica en su construcción a artesanos e industrias sostenibles de la propia localidad. El proyecto, seleccionado en una convocatoria pública que esta edición recibió una cifra récord de 127 propuestas, propone un encuentro entre naturaleza y artificio, tradición y mediación a través de la estructura de la batea —plataforma de madera que se coloca en el mar para la cría y cultivo de marisco, una de las ‘faenas’ más vinculadas a la economía local de la región— a la que suma una cubierta en forma de red que alude al sistema de pesca tradicional como reclamo y cobijo de actividades.

Repensar el espacio público desde la proximidad
Tras dos ediciones en las ciudades de Granada, Valencia y San Sebastián, TAC! convertirá hasta el 14 de julio la céntrica Porta do Sol de Vigo, considerada el kilómetro cero de la ciudad, en punto de encuentro para la ciudadanía a través de diferentes actividades y propuestas. El festival extenderá su reflexión a la ciudad de San Fernando (Cádiz) del 23 de septiembre hasta el 14 de octubre con la construcción del segundo pabellón temporal ganador de la edición: La Sal, de José Rodríguez y Carlos Montes González.

Inspiradas por el patrimonio histórico y cultural de ambas regiones y por su interés patrimonial e identitario, ambas propuestas llevan a lugares centrales de la ciudad la reflexión en torno a las transformaciones del territorio y lo urbano, así como la transformación de estos a través de elementos relacionados con su economía tradicional.

Una apuesta por un cambio en la arquitectura hacia las construcciones a pequeña escala, la proximidad y la generación de entornos domésticos para la comunidad que se integren en el urbanismo existente y respondan a los problemas climáticos. Así, la edición TAC! 2024 brinda una mayor atención a la creación de entornos sostenibles en el ámbito local, así como al fomento de iniciativas que fortalezcan los lazos comunitarios y mejoren la vida diaria de los ciudadanos.

La tradición local como motor para las nuevas prácticas arquitectónicas
¡Que faena(r)!, de los arquitectos madrileños Óscar Cruz García y Pablo Paradinas Sastre, demuestra la capacidad de la arquitectura para conectar territorios, personas y prácticas a través de una propuesta que reivindica los oficios y la tradición local de una forma contemporánea.

Entendiendo ‘faenar’ como ‘cosa que se ha de hacer’, el propio nombre del pabellón habla de su funcionalidad: el pabellón consiste en una estructura que representa una batea y su uso como plataforma en el mar para la cría y cultivo de marisco, una de las labores o faenas más comunes de la localidad de Vigo. Junto a ello, una cubierta que alude al sistema de pesca tradicional.

Por otro lado, el espacio reservado bajo la batea comprende un rectángulo con un bloque de granito rosado; un fragmento natural de la historia geológica y recordatorio del diálogo eterno entre la tierra y el mar, entre la gravedad y el viento. Destacado por el jurado del festival por ser “un proyecto de calidad arquitectónica que permite la versatilidad de usos del espacio, además de estar fundamentado en los principios de la economía circular, proximidad y en el uso de materiales sostenibles de mínimo impacto con el objetivo de reducir la huella ecológica”, ¡Qué faena(r)! parte de la reutilización de materiales considerados residuos y cuenta con la implicación de productores locales. Redes de pesca, «bombos» oxidados, madera recuperada de batea y bloques de granito gozan de una «segunda oportunidad» tras ver cumplida su misión en el mar.

De esta manera, el equipo de carpintería Fran Millán y Frouma Atlantic Wood, empresa especializada en la fabricación de muebles sostenibles con madera de batea, han sido los encargados de construir la plataforma con madera proveniente de las propias bateas. Una colaboración entre artesanos y arquitectos a la que se unen la diseñadora gallega Amalia Puga, junto a la asociación de Redeiras “Atalaia” de A Guarda (mujeres dedicadas a la confección y reparación de redes de pesca), encargadas de la elaboración de la cubierta de redes del pabellón.

Además, para promover una arquitectura de proximidad y sostenible, una vez terminado el festival, ¡Que faena(r)! pretende trasladar el pabellón a Praia do Cocho a modo de plataforma recreativa con el fin de alargar su vida útil, así como llevar a cabo la recirculación de sus materiales para contribuir al reciclaje de los utensilios de pesca muchas veces abandonados en el fondo marino. En palabras de los creadores, ¡Que faena(r)!, “estudia lo vernáculo proveniente de la tradición aplicada a un territorio que se creía consolidado” y, por otro lado, “establece un diálogo con las nuevas prácticas arquitectónicas como principal motor de cambio en un espacio público con unos nuevos condicionantes topográficos, climáticos, sociales, económicos, demográficos y productivos”.

Igualmente, “la propuesta propone despojar de su connotación negativa el término faena(r) resignificando lo no visible y deconstruir relaciones entre o Mar de fora (territorio) y o Mar de dentro (urbano), a partir de la naturaleza y su artificio, explorando las limitaciones del medio como lenguaje y su relación con la memoria y con el mensaje optimista de la realidad.